domingo, 17 de abril de 2011

Los hermanos se han unido...


No hay vuelta que darle, ser hermano menor garantiza algún que otro trauma.
Comparaciones innecesarias, rivalidades infundadas, celos implícitos... ser hermano menor no es broma. Porque mientras que el primogénito goza de ser una experiencia nueva para los padres, el que se lleva el mejor nombre y el que instaura las expectativas que reinarán sobre las próximas descendencias... los hermanos menores carecemos normalmente de nombres con historias, nos tocan peores padrinos y nos atormenta la herencia de todo aquello que el primogénito dejó de usar.

Y a pesar de que soy víctima de esas desventajas de ser la segunda hija, que mi hermana me lleve 15 años aseguró que una vez pasada la edad pava, mi hermana presentara interés por ser mi amiga. Y así, yo con 22 años y ella con 37 nos hemos vuelto aliadas en lo que respecta tratar con nuestra progenitora y amigas en el resto de la vida.

Toda esta mención (in)necesaria sobre mi relación con mi querida "mana" funciona como introducción para lo que pensaba compartir con ustedes. Les dejo esta historia gráfica que cuenta la relación entre dos hermanos, escrita por Emily Carroll; la cual utiliza de forma ingeniosa la narratividad que permite no sólo la técnica misma sino internet como medio de difusión.




5 comentarios:

  1. Soy unica hija practicamente, mi hermano es mas grande, pero nunca vivio conmigo porque es medio hermano y vivio con su madre, asi que no estoy en condiciones de hablar esta vez.

    Besotes

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  2. qué genial, yo tengo esa distancia etárea con mi medio hermano. Pero no tenemos ese vínculo, todavía.

    Me gusta la novela :)

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  3. Pasa que, el primogénito será para siempre el inútil que dependerá estrictamente de sus padres.
    Decime, ¿qué necesidad de padecer esa enfermedad tan dependiente?

    Abrazo.

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  4. Soy la menor de dos hijas, con una diferencia de dos años, y diría que mi caso es como el de la historia, pero por suerte o desgracia no es así, a veces paso a sentir que intercambiamos los roles con mi hermana, pero por suerte somos personas tan diferentes que eso pasa a ser parte de la personalidad de cada una. Aveces no somos ni la mayor ni la menor.
    Quedé con la intriga al final de la historia :)

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  5. Hola Sauce, soy hermana mayor, y te puedo asegurar que no todo es color de rosa.
    Precisamente, como somos "novedad" para los padres, ellos ensayan el tema de los límites con nosotros. Yo me pasé pataleteando desde los 13 a los 17 años para que me dejen ir a bailar, derecho que mi hermana ganó a los 14 (sí, tres semanas después que yo fui a mi primer baile)
    Of course, the grass is greener in the other side...
    Saludos, buen blog.

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