Mortimer se llamaba el segundo ratón que maté en nombre de la ciencia. Mientras cursaba quinto año (opción humanístico) mi mejor amiga que cursaba biológico, se encontró frente a la situación que para completar su investigación sobre la contaminación del arroyo Miguelete debía abrir a Mortimer, ratoncito que había pasado más de dos meses de su vida consumiendo agua de dicho arroyo.
Dada su naturaleza nerviosa y su fobia a la sangre, además de que mi condición de nerd me permitía tener el favor de los profesores y me permitían entrar a cualquier clase, yo tuve que hacerme del escalpelo y del buen pulso para paralizar al pequeñín y realizarle el procedimiento quirúrgico. Como se deberán imaginar, Mortimer no sobrevivió la operación, paralizado totalmente sufrió de un ataque al corazón (luego descubrimos que sus órganos presentaban un estado de deterioro considerable).
¿A qué la cruel anécdota? Estos ratoncitos me hicieron acuerdo. Espero que lo encuentren más o menos entretenido e informativo ;)
are you on drugs?
Jojo, ¿de donde sacas estas cositas?
ResponderEliminarde mi galera ;)
ResponderEliminarjajajajajjajaja es increible lo que sacamos de nuestra cabeza sumamente genial! un beso grandeeee!!
ResponderEliminarjajajaja yo abrí calamarees y corvinas, pero algo así jamás, YO QUIERO -chica de biologico mode off-
ResponderEliminarincreible lo de los ratoncitos! beso :)
encontre esto hace un tiempo y lo gozé bastante. alguna vez estando en un estado similar al de alguno de los ratoncitos tuve miedo que una pinza gigante me llevara a analizar el cerebro. que flagelo la droga.
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